DPP4, adenosina desaminasa proteína acomplejante 2 o CD26. Todos ellos, aunque unos más enrevesados que otros, son nombres válidos para la dipeptidil peptidasa 4, una de las enzimas más importantes del cuerpo humano cuando se trata de regulación hormonal. En otras palabras, una proteína encargada de catalizar y estimular procesos muy específicos relacionados con la producción de hormonas.
Descrita por primera vez en 1966, la DPP4 juega un papel clave en el metabolismo de las proteínas: es la encargada de cortar las cadenas de proteínas – péptidos – en lugares específicos para liberar fragmentos más pequeños llamados dipéptidos – moléculas formadas por tan solo 2 aminoácidos.
FUNDAMENTAL EN LA REGULACIÓN DEL AZUCAR
Una de las funciones más importantes de la dipeptidil peptidasa 4 es su papel en la regulación de ciertas hormonas que afectan a los niveles de azúcar en la sangre. En concreto, una de esas hormonas es la GLP-1 (un péptido similar al glucagón-1), que reduce los niveles de azúcar en sangre al aumentar la liberación de insulina en el cuerpo y disminuir la glucosa en el hígado.
Así, la dipeptidil peptidasa 4 tiene la capacidad de desactivar el GLP-1 al fragmentarlo, convirtiéndolo en un compuesto inactivo. Con esta acción, consigue reducir la cantidad de GLP-1 disponible en el cuerpo, lo cual afecta a los niveles de azúcar disponibles. De hecho, en personas que padecen diabetes tipo 2, controlar esa actividad es crucial, ya que mantener altos los niveles de GLP-1 activo puede ayudar a regular mejor el azúcar presente en la sangre.
Justamente por esa razón, existen una serie de medicamentos llamados inhibidores de DPP4, dirigidos normalmente a pacientes que sufren diabetes de tipo 2. Estos medicamentos pretenden desactivar la enzima y bloquear su actividad, evitando que fragmente al GLP- 1 y permitiendo que este se mantenga activo mucho más tiempo, ayudando a controlar más eficientemente los niveles, normalmente alterados, de azúcar en sangre que presentan los pacientes con esa afección.
NUEVAS RUTAS METABÓLICAS
No obstante, algunas investigaciones recientes han determinado que la dipeptidil peptidasa 4 podría ejercer otras funciones en el cuerpo no tan conocidas hasta el momento. Por ejemplo, en pacientes que sufren de obesidad, los niveles de una forma de la enzima llamada sDPP4 son más altos en la sangre. Todo apunta a que esa sDPP4 se libera al tejido adiposo (grasa corporal) y actúa como una molécula proinflamatoria, provocando una inflamación corporal que suele relacionarse con la resistencia a la insulina: las células del cuerpo no regulan el azúcar, provocando niveles muy altos de esa sustancia en pacientes obesos.
Por otro lado, parece ser que los niveles de sDPP4 son también más altos en el líquido sinovial – sustancia que rodea a las articulaciones – en pacientes que padecen artrosis en la rodilla, una enfermedad relacionada con la presencia de dolor y rigidez en las articulaciones. Este dato se encontraría en sintonía con que los pacientes diabéticos tienen mayores posibilidades de desarrollar problemas de artrosis.
De esta forma, sorprendentemente, la dipeptidil peptidasa 4 cobra protagonismo en otras dos patologías que, a menudo, se encuentran estrechamente relacionadas con la propia diabetes: la artrosis y la obesidad. En una sociedad que presenta cada vez más población con sobrepeso y en la que los padecimientos de artrosis están cada vez más ligados a la presencia de diabetes, esta curiosa conexión abre la puerta a nuevas soluciones terapéuticas.
NiDOA: UNA NUEVA OPORTUNIDAD TERAPÉUTICA
De esa relación nace el proyecto NiDOA, liderado por investigadores de la Fundación Pública de Investigación Biomédica INIBIC, con la participación de la Universidade da Coruña (UDC), de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), de la Universidade de Vigo (UVigo) y del CICbioGUNE, como parte del Plan Complementario de Biotecnología Aplicada a la Salud en Galicia.
NiDOA plantea así la hipótesis de una nueva oportunidad terapéutica para pacientes que sufren de artrosis, combinando la base de los tratamientos inhibidores de DPP4 y la conexión entre las tres patologías mencionadas.
Bajo una metodología rigurosa, el proyecto evaluará el potencial de un conjunto de compuestos, incluidos aquí los fucoidanos (biomoléculas aisladas de algas pardas con potencial para bloquear el proceso de angiogénesis y prevenir así la formación de vasos capilares), como nuevos inhibidores de DPP4 en un modelo in vitro de artrosis. El éxito del proyecto proporcionaría así una mejora de la calidad de vida en pacientes con esa patología y un avance en la medicina de cara a las problemáticas más actuales.